Siempre nos preguntamos que motivos lleva a un hombre matar a la mujer con la que compartió o comparte su vida, es difícil creer, y no lo digo porque sea romántica, que el hombre al que amas o dejaste de amar se convierta en tu verdugo, es duro pensar que la violencia, la muerte, el acoso, y el derribo son las formas de amar que tienen algunos. Es triste y trágico pensar que cada vez son más jóvenes los maltratadores y las maltratadas. NO es feminista ponerle género a una realidad más que constatada por los datos que cada año evidencian lo mucho que aun no es queda por hacer. Una realidad dolorosa y punzante que a todos y a todas nos preocupa de forma activa, y es por esto por lo que todos juntos debemos luchar por la erradicación de ese terrorismo que machista o no tiene consecuencias nefastas.
No debemos tener miedo de romper con alguien si esa persona no nos respeta, no sólo a insultos me refiero, ni por supuesto a golpes, también me refiero a esa violencia silenciosa, que no por ello es menos importante, la del maltrato psicológico, ese es el primer síntoma que debemos cortar de raíz, es una clara forma de violencia, muchas veces no siendo consciente de ella, pero que poco a poco nos atrapa como una tela de araña hasta que acaba con nuestra autoestima, hasta que nos volvemos dependientes de nuestro maltratador, no permitamos que nos traten de inferiores por ser diferentes.
Ante un “Aquí se hace lo que diga yo”, un “no vales nada” o un quizás “No vuelvas a ponerte ese escote”, no lo dudes, avanza un paso hacia delante, esto no tienes porque soportarlo. Sea de una forma sutil, sea de forma cruel, no flaquees, no lo justifiques, ni mucho menos trates de creerlo, ante el primer síntoma corta de raíz, siempre hay mejores opciones, lo mejor es ser libre sin reparos y sin remiendos.Es un trabajo de todas y de todos que tratemos de sensibilizar a la sociedad, de que los niños y niñas se formen desde pequeños aprendiendo en valores de respeto y de igualdad, a saber que somos iguales ante el sentido común y la ley, tenemos y debemos actuar con convencimiento de que lo vamos a conseguir, que todos juntos y juntas podemos, y no un poder de imponer sino un poder de lograr, de conseguir, de demostrar que en algún momento no lejano si todos y todas nos comprometemos, las mujeres y los hombres, podamos convivir en armonía, sin Ministerio de Igualdad, ni Juzgados de Violencia de Género que nos recuerden lo duro y trágico que es vivir en un mundo donde la violencia tiene género y las víctimas, nombre y apellidos.
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